Como afecta la tristeza a la Persona Adulta Mayor y maneras de combatirla.
El aspecto más relevante que indica una adecuada salud mental en un individuo a cualquier edad es la valoración satisfactoria que este hace de sí mismo, de su entorno y de cómo maneja este entorno.
A lo largo de la vejez, diversas circunstancias cambian, y algunas de ellas están en relación con pérdidas a distintos niveles (muerte de seres queridos, tener una enfermedad crónica, etc.) que confluyen en este periodo de de la vida e influyen de forma importante en el estado de ánimo y por lo tanto en su bienestar. La tristeza es una reacción frecuente ante este tipo de experiencias.
A lo largo de la vida suceden múltiples cosas: cumplimos años, tenemos peores condiciones de salud, mueren seres queridos, etc. Frente a estos cambios, una respuesta emocional muy común es la tristeza. La tristeza es una reacción normal e incluso "saludable" ante diversas situaciones. No sería "sano" no reaccionar emocionalmente ante una circunstancia que signifique perdida. Una filosofía de vida saludable es aquella que acepta y supera vivencias negativas y disfruta y se enriquece aceptándolas y superándolas.
La tristeza es un sentimiento que coge todo el ser, provocando la caída del estado de ánimo, y una sensación de pesar que se experimenta en el cuerpo, este se hace lento, y en la mente, la cual se llena de pensamientos oscuros.
Con la tristeza reducimos la atención focalizada en el entorno para centrarla sobre uno mismo.
La tristeza puede sobrevivir tras haber sufrido alguna perdida personal (amor, trabajo, estatus, sueños...) en cuyo caso puede que forme parte de una de las fases de duelo por las que las personas atravesamos en estos casos. Quizá también esté provocada por la caída de un ideal, que manteníamos, sobre otra persona, o incluso sobre nosotros mismos.
La tristeza en ocasiones, cursa un sentimiento de soledad, otras veces, tras una decepción, la tristeza nos trasporta a un lugar de nuestro pasado donde las cosas iban mejor y se trasforma en nostalgia.
Uno de los recursos más eficaces de los que dispone nuestro organismo para aliviar la tristeza es el llanto. Otras es la ira. La tristeza disimula con frecuencia una gran indignación y un gran enfado. A muchas personas que les cuesta la emoción del enfado se van con frecuencia a la tristeza, y cuando se permiten enfadarse la tristeza se va trasformando.
Saber diferenciar cuando una reacción es normal o patológica es el punto de partida para planificar cambios dirigidos a disminuir la tristeza y mejorar u optimizar el bienestar o, en caso necesario, solicitar ayuda profesional.
Diferencia entre estado de tristeza y como esta se va convirtiendo en depresión enfermedad.
1. Tristeza: Implica sentimientos de tristeza específicos relacionados con la vivencia de alguna perdida ocurrida.
Depresión: La tristeza se va asociando a perdida de interés por las actividades cotidianas, falta de concentración, sentimientos de autocompasión y desesperanza.
2. Tristeza: estos sentimientos no se generalizan a otras situaciones y no repercuten en los sentimientos de valía personal.
Depresión: los sentimientos depresivos se generalizan a todos los ámbitos de la vida.
3. Tristeza: no influyen de forma significativa en el nivel de actividad cotidiana ni comportan un retraimiento de las relaciones sociales.
Depresión: Aparecen síntomas fiscos: insomnio, fatiga, inapetencia, etc.
4. Tristeza: Tienen un límite en el tiempo. Cuando la circunstancia experimentada es grave (como es la pérdida de un ser querido), la adaptación supone un periodo de tiempo más prolongado que se caracteriza por la asimilación y aceptación progresiva de la nueva situación.
Depresión: los sentimientos de tristeza y depresión provocan una incapacidad para realizar actividades cotidianas y repercuten en retraimiento social. Esta problemática se prolonga en el tiempo.
Es importante afirmar que la edad no parece ser un factor determinante que influya ni de forma negativa ni positiva sobre el grado de bienestar. Son ciertas condiciones externas que sobrevienen a la vejez (tener peor salud, no poder valerse por sí mismo, etc.), las que influyen en el bienestar. Pero, además, muchas de esas condiciones tienen que ver con recursos personales, entendidos estos como las habilidades para relacionarse con los demás, y, desde luego, las actividades que realizamos dependerán esencialmente de nosotros mismos.
La importancia de ser una persona activa
Existe una continuidad a lo largo de la vida: las cosas que nos gustan, nuestras aficiones, se mantienen y añadiría la curiosidad por aprender cosas nuevas y la búsqueda de nuevas actividades.
Disfrutar con las cosas que hacemos, hacerlas con entusiasmo y energía es una buena receta y antídoto contra la tristeza, pues:
- Mejoran la salud.
- Contribuye al mantenimiento de habilidades funcionales.
- Potencia el contacto con otras personas.
- Generan un sentimiento de autoeficacia durante y después de su realización.
- Mantiene y mejora la capacidad mental.
- Propicia un pensamiento positivo.
- Permiten el disfrute durante su consecución.
(Trabajo basado y ampliado del libro de Roció Fernández-ballesteros "Vivir con vitalidad")
La tristeza puede llevarnos a La depresión
Hay muchas concepciones distintas que se plantean como aliviar la depresión. Algunas mantienen que las medicinas son la única manera; otras dicen que la nutrición es mejor. En realidad, ambas influyen en nuestra química cerebral y a su vez en nuestras emociones. Algunos dicen que la práctica regular de la meditación es la mejor; otros afirman que lo mejor es soltar las emociones reprimidas, y finalmente hay quien dice que todo consiste en encontrar significado y propósito en la vida.
Podemos cambiar como nos sentimos:
- Usando la mente.
- Calmando nuestro sistema nervioso.
- Moviendo el cuerpo de manera que refleje como queremos sentirnos.
- Visualizando.
- Ser agradecido.
- Da amor.
Si cambiamos nuestro cerebro, y la manera en que reaccionamos a los acontecimientos de la vida, descubrimos que se abren nuevas posibilidades que antes sencillamente no existían para nosotros. Así es que:
"Podemos imaginarnos actuando con un nivel saludable de valía por uno mismo y nuestro cerebro se conecta con este nivel saludable.
Si esta intuición todavía no la has sentido, no desesperes. Sigue conectado con el "Soy lo bastante bueno" y lograras que se te pegue. ¡La repetición! Repetición y mas repetición...
BIBLIOGRAFIA:
FERNANDEZ-BALLESTEROS, Rocío. (2009): Vivir con vitalidad. ED. Orión Ediciones.
HAMILTON David R.: Lo que me gusta de mí. (2015). ED. Urano
KAPLAN. JANICE: El diario de la gratitud. (2016). ED. Zenith/Planeta
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