Viajar estimula al cerebro y lo hace más plástico y creativo.

Viajar conlleva experimentar nuevas sensaciones, conocer nuevos lugares y personas, y también permite enfrentarse a retos y situaciones que demandan toda nuestra atención y capacidades, por lo que se trata de una actividad ideal para estimular al cerebro y mantenerlo sano, que resulta beneficiosa a todas las edades, incluso para aquellos pacientes que sufren una enfermedad neurológica.

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Diversas investigaciones científicas han demostrado que el aprendizaje supone un desafío para la mente y contribuye a desarrollar conexiones neuronales, por lo que cada vez que aprendemos algo nuevo estamos también entrenando al cerebro, y originando sinapsis o conexiones entre las neuronas, de forma que se potencia la neuroplasticidad y aumenta nuestra reserva cognitiva.

Viajar en nuestro tiempo de ocio nos genera felicidad y disminuye los niveles de estrés, al tiempo que nos impulsa a mantenernos activos física y mentalmente, lo que tiene un impacto beneficioso sobre la salud cerebral. Mientras que la rutina es perjudicial para la mente, al viajar -sobre todo si se trata de un lugar desconocido- obligamos al cerebro a mantenerse en un proceso continuo de solución de problemas y superación de desafíos.
Y es que, como explica el Dr. José Manuel Moltó, Vocal de la Sociedad Española de Neurología, cuando viajamos necesitamos aprender y memorizar todo aquello que nos resulta extraño hasta normalizarlo y conocerlo bien, y esto es un desafío para nuestro cerebro y constituye una especie de entrenamiento acelerado. El experto añade que, además, los viajes tienen otros beneficios para la salud, ya que en su transcurso solemos caminar más, hacer excursiones y actividades culturales, o practicar algún tipo de deporte. Y, por si todo esto no fuera suficiente, las gratas emociones que experimentamos nos ayudan a mantener una saludable actitud positiva.

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