Apuntarse a teatro, bueno para el cuerpo y la mente.

Promoción de la salud mental en la tercera edad
Cuando se habla de salud
mental no hay que pensar únicamente en la prevención o tratamiento de
enfermedades mentales, ya que como indica la Organización
Mundial de la Salud es un estado de bienestar en el que la persona se realiza
y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida. Para promocionar esta
salud mental es fundamental realizar acciones que fomenten este bienestar, y
que favorezcan disfrutar de una vida satisfactoria, agradable y productiva. Esto es
especialmente importante al llegar a la tercera edad porque se dan muchos casos
de personas que, al dejar de trabajar, o al ver que sus hijos ya hacen su
propia vida y no dependen tanto de ellos, piensan que ya no son productivos y
necesarios, ni para la sociedad ni para su propia familia, lo que les lleva a
tomar una actitud más pasiva ante la vida y a aislarse, algo totalmente
contraproducente para su salud.
Con el objetivo de no
llegar a esta situación es importante buscar una actividad, hobby u ocupación
que nos divierta, nos haga sentir útil, que fomente la relación con otras
personas, como puede ser realizar un deporte en equipo, formar parte de una
asociación o apuntarse a un grupo de
baile, canto o lo que nos ocupa hoy, teatro.
Ejercita cuerpo y mente en el teatro
Son múltiples los estudios que demuestran que mantener la mente
activa es una medida de prevención frente a ciertas enfermedades, como al alzhéimer o
el párkinson. En lo que se refiere a la primera patología, un trabajo
realizado en la Universidad de California pone en evidencia que a través del
estudio y el aprendizaje se evita la acumulación de sustancias de proteínas en
el cerebro, problema que fomenta la aparición de alzhéimer.
Esta es una de las razones por
las que los médicos recomiendan a los adultos mayores y a las personas que se
jubilan que continúen manteniendo su mente activa, realizando juegos de
habilidad mental, leyendo, estudiando un idioma, o aprendiendo a navegar por Internet.
Entre estas opciones cabe destacar el participar en un grupo de teatro. Formar parte de uno
de ellos te obligar, a la vez que te diviertes, a leer y estudiar contantemente
el guion, debes hacer un esfuerzo para recordar y expresar de una forma
concreta tu parte, y tienes que estar atento al diálogo del resto de actores y
a permanecer en un estado leve de alerta para intervenir en el momento
adecuado.
A estas tareas hay que sumarles
otra clase de ejercicios que se
practican para subir a escena con las mismas tablas que un
profesional:
- Reducir
la vergüenza: si nunca lo has hecho, es normal que te eche un poco para
atrás subirte al escenario delante de tanta gente. Para evitarlo, en los
grupos de teatro se realizan ejercicios de desinhibición. Algunos son
andar como un mono, correr a cámara lenta, o formar parejas y unirse con
una cuerda por manos y tobillos y desplazarse como si fuera una única
persona.
- Hablar
con el cuerpo: para potenciar la interpretación, en los grupos de teatro
también se trabajó la expresión corporal a través de ejercicios de mímica,
de gestos, jugando a las estatuas, e incluso realizando ejercicios de
relajación y estiramientos; todos ellos muy útiles tanto arriba como abajo
del escenario.
- Potenciar
la memoria: además de estudiar por tu cuenta y ensayar, en los grupos de
teatro te enseñarán técnicas para mejorar tu memoria, las cuales podrás aplicar
en otros ámbitos de tu vida. La asociación de ideas, aprender a
organizarse o el uso de la técnica LPRET (Leer de forma general,
Preguntar, Releer, Entender, Comprobar) son algunas de ellas.
Uno de los pilares para hallar el bienestar personal y, por tanto,
promocionar la salud mental en la tercera edad es establecer relaciones
gratificantes con otras personas. Por lo general, estas relaciones son las que
se mantienen con los familiares y amigos, pero no siempre es posible por
diferentes razones, como es la viudedad, que los hijos estén ocupados o vivan
en el extranjero, o no se disponga de recursos para seguir el ritmo de vida de
los amigo. En un caso u otro, siempre es recomendable abrirse y conocer a
personas de otro entorno, que aporten una savia nueva a
nuestra vida y la enriquezcan.
Esto lo puedes conseguir en un grupo de teatro,
donde te reúnes con personas de diferentes estatus sociales, pero normalmente
con intereses culturales e intelectuales semejantes, abiertos a seguir
aprendiendo y a disfrutar de la vida. El simple hecho de establecer relación
con un grupo de personas de la misma edad, con una actitud positiva y un
objetivo común –como puede ser el día del estreno teatral–, genera la
transmisión de buenas sensaciones y forman un ambiente totalmente beneficioso
para todo el mundo.
La satisfacción de subirse a un escenario
A las personas que nunca se han subido a un
escenario les suele provocar cierto vértigo. Es el caso de las personas que
pasados los 60 les pica el gusanillo de la interpretación, pero que, a pesar de
su edad son amateurs en estas lides. Y es que no es fácil tener a un público
delante que espera divertirse y pasar un rato agradable a costa de tu
actuación.
Pero tranquilos, es muy común sentir miedo escénico, pensar que al
comenzar la función se va a quedar la mente en blanco o que la obra
va a ser un desastre por nuestra culpa. Lo importante es saber cómo afrontar
ese momento mentalmente, algo que se aprende en los ensayos y con las técnicas
de relajación que habremos practicado.
Sin embargo, cuando todo va sobre ruedas, y recibes
la gran ovación del público, la satisfacción que sientes por haber superado su
propio reto puede llegar a tener valor terapéutico. Además, ver a alguien
reír, llorar o simplemente pasar un rato agradable por tu interpretación,
también nos hace sentir útil y admirado dentro de la sociedad.
Junto con la satisfacción que genera superar un
reto y divertir a un gran número de personas, actuar conlleva recibir otro
“granito de arena” al bienestar que se busca para promocionar la salud mental.
Los aplausos y ovaciones son gestos que automáticamente despiertan
una sonrisa y aumentan la felicidad de quien lo recibe.
Y es que, ¿qué es el teatro sin un final sin
aplausos? Estos momentos sueles ser inolvidables para los actores, y más aún si
han tenido dificultades de aprendizaje o de interpretación durante la
preparación de la obra, o es la primera vez que actúan, como puede ser nuestro
caso. Recordar este momento y revivirlo con los compañeros del grupo teatral o
con los familiares y amigos, es otro recurso que favorece la actividad mental y
el bienestar personal.
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