Maltrato a las personas mayores, un problema de la sociedad actual.


Cualquier persona puede ser maltratada por su pareja, un jefe autoritario, sus padres o, incluso, un hijo. Cuando el maltrato es físico suele haber señales que lo delatan, y si el afectado es una persona adulta tiene la capacidad de denunciarlo, o al menos puede contárselo a alguien de su entorno. Sin embargo, cuando la persona maltratada es dependiente, vulnerable, con pocos recursos, o presenta una incapacidad física o mental, como puede ser el caso de un anciano, o cuando el abuso no deja señales visibles, el problema no es tan fácil de detectar.

Hombre mayor haciendo una señal de parar con la mano

El maltrato a las personas mayores es un problema social muy de actualidad. Es posible que hace unos años la problemática también existiera, pero el aumento de la esperanza de vida ha hecho que los ancianos sean un pilar fundamental de nuestra sociedad y reciban mucha atención. Cada vez son más las ayudas y servicios sociales que se crean por y para favorecer su bienestar, entre los que se incluyen los que facilitan que puedan denunciar un caso de maltrato, como el teléfono de emergencia o la teleasistencia.

Según la Organización Mundial de la Salud el seis por ciento de las personas mayores se encuentran en una situación de riesgo de maltrato en el ámbito doméstico. Siendo conscientes de esta situación, y de que la sociedad debe reflexionar sobre el trato que se le está dando a los ancianos, el 14 de junio se celebró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.

Tipos de maltrato a ancianos


En la 41ª Asamblea de la Asociación Médica Mundial sobre el maltrato de ancianos, celebrada en Hong Kong en 1989, ya se puso de manifiesto el problema del maltrato a las personas mayores y la necesidad de concienciar en primer lugar a los profesionales sanitarios sobre la importancia de adoptar medidas de prevención de abuso y abandono a ancianos, para así también concienciar a la población general.

En esta Asamblea se expusieron las diferentes acciones de maltrato que puede recibir una persona mayor:

  • Abuso físico, psicológico, sexual. En este grupo también se incluye la falta de cuidados higiénicos, de alimentación y descanso.
  • Abuso financiero, material.
  • Maltrato médico, abandono, desatención.

Estas acciones suelen cometerlas las personas más allegadas al adulto mayor, como es su propia familia, cuidadores, y profesionales sanitarios que les atienden; de ahí la importancia de que toda la sociedad sea consciente de esta situación.

Cualquier persona puede ser maltratada, pero el riesgo aumenta al tener un mínimo grado de dependencia y, por tanto, vulnerabilidad, como suele ser el caso de los mayores. En concreto, como se recoge en la Hoja para el Paciente publicada por el Journal of the American Medical Association (Revista de la Asociación Médica Estadounidense), los factores que aumentan el riesgo de que un mayor sea maltratado son:

  • Sufrir alguna demencia.
  • Presentar algún tipo de discapacidad física o cognitiva.
  • Mal estado de ánimo o depresión.
  • Poco apoyo social, pequeño círculo de allegados.
  • Problemas con el alcohol u otras sustancias, que alteran sus capacidades físicas y mentales.
  • A su vez, el cuidador, sea familiar o no, presenta más posibilidades de ser maltratador si:
  • El mayor muestra una actitud negativa, desafiante o resentida hacia él.

  • Depende económicamente del anciano.
  • Ha sido maltratado por la persona mayor anteriormente.

Formación, clave para evitar que el cuidador sea un maltratador


Con el objetivo de reducir el número de personas mayores maltratadas sería conveniente que todos los agentes que mantienen una relación directa con ellos estén formados adecuadamente para saber cuál es la mejor forma de tratarles, y para que sepan detectar un posible caso de abuso.
En este aspecto los profesionales sanitarios, especialmente los médicos de Atención Primaria, farmacéuticos comunitarios y enfermeras, por ser quienes velan en gran medida por la salud de los mayores en su día a día, deberían mantenerse siempre informados y formados en cuidados geriátricos y disponer de los servicios asistenciales necesarios para poder prevenir o denunciar un caso de maltrato con la mayor brevedad posible.
Señales que delatan a un anciano maltratado
Es importante que la sociedad conozca las señales que hacen sospechar que un mayor está siendo maltratado, ya que en la mayoría de los casos ellos no se sienten con la valentía de denunciar su situación. También puede ocurrir que el anciano realmente no sea consciente de lo que le están haciendo, como ocurre con el abuso material y económico.

Algunas de las manifestaciones en las que deben fijarse las personas del entorno del mayor son:

El anciano muestra un aspecto descuidado, con la ropa sucia, vieja y mal olor.
El mayor ha cambiado su rutina. Por ejemplo, ya no se le ve en el parque a la hora en que solía estar, o no ha salido de casa en varios días.
Se observan malas reacciones del cuidador hacia el mayor, como es empujarle para que camine más deprisa, o no prestarle ayuda al bajar las escaleras.
El mayor ha dado un bajón en pocos días, se le ve más delgado, con mala cara, aspecto frágil, o simplemente no habla con la misma vitalidad que antes.
El mayor no acude a por sus medicinas cuando el farmacéutico sabe que debería haberlo hecho.
Efectos que provoca el maltrato de las personas mayores
Dejando a un lado los posibles daños físicos que pueden sufrir las personas mayores que son maltratadas, los cuales se agravan por su delicado estado de salud, cualquier manifestación de abuso les repercute mentalmente.
Los expertos en psicología geriátrica coinciden en señalar que los mayores maltratados tienden a sentirse atrapados en su cuidador debido a su grado de dependencia, lo que conlleva sentimientos de inseguridad, incapacidad, y desesperación. Estos efectos, además de fomentar estados de tristeza y de depresión, originan el autoabandono del mayor, favoreciendo la falta de interés por sus aficiones, por su medicación y, en el peor de los casos, por su propia vida.
El miedo a que el maltratador tome represalias contra él en forma de gritos, golpes, o abandono, impide al mayor denunciar esta situación.
Consejos para dar un buen trato a los mayores
Todos tenemos cerca a alguna persona que pertenece al grupo considerado de la tercera edad, por tanto, podemos hacer un ejercicio de reflexión y pensar en si el trato que le damos es el más adecuado. Es posible que, sin ser conscientes de ello, no estemos respetando algún aspecto importante que influye en su calidad de vida. Teniendo en cuenta estos consejos podemos tomar más conciencia de cómo podemos favorecer el buen trato a los mayores:

Escúchales como a cualquier otra persona. Se puede caer en el error de no respetar su capacidad para tomar de decisiones y sus opiniones por pensar que están desfasados o que sus pensamientos no son coherentes, pero las personas más mayores acumulan años de experiencia y sabiduría muy a tener en cuenta. Además, ellos mejor que nadie saben lo que quieren, algo que se debe respetar.
Hay que saber lo que realmente necesitan. Llegar a la vejez no implica tener que recibir una serie de cuidados concretos, ya que dependiendo de la capacidad física y cognitiva de cada uno, del estado de salud, del grado de dependencia e, incluso, del pudor del anciano, demandará una serie de cuidados diferentes. Hay personas mayores que necesitan que les ayuden a asearse, otras que estén con ellas durante la noche, y otras simplemente que les acompañen al médico. Es por ello que los cuidados que reciba la persona mayor deben venir marcados por las necesidades que el propio interesado reclame, siempre que esté en condiciones de hacerlo.
Evita que caigan en el desfase generacional. Que el anciano sólo se relacione con otras personas mayores, o ni si quiera con ellas, conduce al aislamiento. Para evitarlo, es fundamental concienciar a niños y jóvenes de lo importantes que son nuestros mayores, de cómo se les puede ayudar, y mostrarles lo que pueden aprender hablando con ellos. Fomentar situaciones en las que se reúnan personas de diferentes generaciones resulta beneficioso para toda la sociedad.
Háblale como te gustaría que te hablasen a ti. Es común ver a jóvenes, y no tan jóvenes, dirigirse a los ancianos en un tono de voz alto, con términos muy simples, o gesticulando de forma excesiva como si no les entendieran. A no ser que el mayor presente algún problema auditivo o de comprensión específico y sin tratar, se les debe hablar con normalidad, como a cualquier otro adulto.
No todos los mayores son dependientes. La esperanza media de vida ha aumentado gracias a la evolución de la sociedad y a los avances de la medicina, por lo que que muchas personas llegan a los 80 años con plenas capacidades para vivir con total autonomía. Sin embargo su entorno, y especialmente los hijos preocupados por el bienestar de sus padres, no aceptan este grado de independencia y se empeñan en cuidarles, cuando realmente no lo necesitan. Esta situación puede generar frustración y pensamientos negativos del tipo '¿realmente no soy capaz?' o 'mis hijos me ven como un anciano que ya no se vale por sí mismo'.
Hazle partícipe de tu vida. No importa si a la hora de la comida estáis hablando del nuevo iPhone, o de la última película de Steven Spielberg, dirígete también a la persona mayor que tienes al lado, es posible que no sepa muy bien de lo que hablas, o quizás sí, pero si le incluyes en la conversación no se sentirá aislado y fortalecerás los lazos de afecto.

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