Síntomas y cómo evitarlo El síndrome Burn Out o el Cuidador Quemado
¿Has sentido alguna vez que tus labores como cuidador te
superan? ¿Has perdido toda ilusión y motivación por seguir desempeñando tus
tareas a diario? ¿Crees que ya no te quedan fuerzas para seguir?
Puede ser que sufras el síndrome Burn Out, también conocido
como “el trabajador quemado”.
El síndrome Burn Out, según Maslack y Jackson, es un
“síndrome tridimensional caracterizado por el agotamiento emocional,
despersonalización y reducción de la realización personal”.
En definitiva, un progresivo agotamiento físico y mental del
trabajador que acaba manifestándose en un cambio de comportamiento. Esto suele
manifestarse especialmente en personas que trabajan con atención a terceros,
como es el caso de profesores, cuidadores y demás personal sanitario.
Cuando trabajamos atendiendo a otras personas, ya sean
clientes, usuarios o pacientes, el contacto continuo puede llegar a generar un
alto nivel de estrés. En el caso de los cuidadores esto puede suceder por las
exigencias, peticiones, quejas o reproches del paciente.
Si a esto le sumamos la gran responsabilidad de estar
velando por el bienestar y salud de una persona dependiente o anciana, nos
exigimos un alto nivel de atención y concentración que puede fácilmente
traducirse en altos niveles de estrés en el cuidador.
Además, el cuidado constante en el caso de muchos cuidadores
familiares, o los turnos excesivamente largos en el caso de los profesionales,
con guardias que hacen trabajar a algunos cuidadores durante días enteros,
también empeoran la situación.
El síndrome Burn Out se manifiesta a través de una serie de
síntomas que pueden ser tanto emocionales como físicos.
Experimentamos cambios en nuestro estado de ánimo,
volviéndonos más irritables o indiferentes hacia nuestro trabajo. Perdemos la
ilusión y la motivación por lo que pasamos a realizar las tareas de una forma
monótona. Además, el agotamiento mental nos produce una falta de energía
haciendo que rindamos mucho menos. De hecho, a largo plazo podemos experimentar
un deterioro cognitivo que puede generar pérdidas de memoria, falta severa de
concentración o dificultad para aprender nuevos conocimientos y habilidades.
También podemos experimentar agotamiento a nivel físico, con
dolores musculares y articulares como es el caso de las contracturas. Además,
aumentan otros problemas psicosomáticos como dolores de cabeza, mareos, falta
de apetito sexual, riesgo de obesidad, etcétera.
Para evitar llegar a este punto lo más importante es
escucharte a ti mismo, saber cómo te encuentras en cada momento para poder
tomar medidas al respecto antes de que sea demasiado tarde y estés demasiado
quemado.
Distintas técnicas de relajación como la escucha de música,
la meditación o la realización de actividades como Tai Chi y Pilates pueden ser
muy beneficiosas para evitar el síndrome del cuidador quemado. La clave está en
reservarte tu propio espacio cada día para realizar actividades que te
provoquen emociones positivas. Ya sea charlar con un amigo, bailar, salir a
correr o leer. Recuerda que tu bienestar es tan importante como el de tu
paciente, escúchate y nunca, jamás, te abandones.
¿Crees que has
padecido el síndrome Burn Out alguna vez? ¿Qué técnicas aconsejarías a otros
cuidadores para evitarlo o salir de él?
¿Por qué
experimentamos el síndrome Burn Out?
¿Qué síntomas tiene
el síndrome Burn Out?
¿Cómo evitar el
síndrome Burn Out?
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