¿Cómo ayudar a combatir el miedo y la soledad en personas adultas mayores durante el confinamiento?

La ansiedad, la depresión, el miedo o la soledad son sentimientos que el confinamiento pone a flor de piel. Mientras que los más jóvenes disponen de numerosas herramientas con las que hacerles frente, los adultos mayores, sobre todo aquellos que viven solos en sus domicilios, pueden experimentar estas sensaciones con mayor intensidad. Su bienestar general también pasa por aprender a equilibrar estas emociones.
Están acostumbrados a salir a hacer la compra, pasar la mañana en un banco del parque junto a otras personas de su edad, entretenerse con los amigos o cuidar de los nietos por la tarde. De repente el confinamiento trastoca las rutinas que dan sentido a sus vidas y todo cambia, anímica y psicológicamente.
Pero lo peor no es el hecho de que las personas mayores deben permanecer encerrados en casa, sino aguardar la incertidumbre, el miedo y la espera a que todo llegue a la normalidad. Como grupo de riesgo del Covid-19, muchas personas de la tercera edad no sólo viven estos días en soledad sino con el temor de que el contagio por coronavirus en su caso puede tener consecuencias negativas sobre su estado de salud.
¿Por qué el confinamiento afecta a la salud mental y emocional de las personas adultas mayores?
Por desgracia, el sentimiento de soledad ya formaba parte del día a día de muchos adultos de edad avanzada antes de que el COVID-19 irrumpiera en nuestras vidas. Los días de confinamiento no han hecho sino agravar los síntomas de una enfermedad silenciosa como consecuencia de las circunstancias particulares de un alto porcentaje de las personas mayores que viven solas:
- No tienen acceso a tantas opciones de ocio.
- Desconocen las herramientas de comunicación que podrían mantenerles más conectados a amigos y familiares.
- Tienen un apego tan significativo a sus rutinas que no conciben otras alternativas para pasar el día.
- Sufren la consecuencias de una sobreexposición informativa que sólo les transmite malas noticias.
- Viven el confinamiento como una doble soledad: el distanciamiento social y la melancolía de una casa vacía.
- Se sienten especialmente vulnerables al saber que su edad avanzada es un factor de riesgo en esta pandemia.
- No alcanzan a vislumbrar el final de esta situación y caen en la apatía y la desesperanza.
¿Qué acciones podemos tomar para ayudar a las personas adultas mayores durante el confinamiento?
Aprender a gestionar el aislamiento es la clave para sobrellevar las exigencias impuestas por el actual estado de alarma. Y todos podemos contribuir de manera efectiva a hacerles más llevadera esta situación.
Como familiares de las personas mayores:
Debemos buscar soluciones para que los lazos afectivos no se debiliten durante estos días. Las personas mayores necesitan saber que el distanciamiento no supone una ruptura emocional con sus seres queridos sino todo lo contrario.
Las llamadas telefónicas y las videollamadas, servirán para acortar distancias, para mantener sus mentes ocupadas en otros aspectos que no estén relacionados con la pandemia y para infundir un soplo de normalidad en un escenario que a todos nos resulta extraño y complejo.
Como vecinos:
Es posible que no conozcas su nombre, que apenas hayas cruzado dos palabras con ellos en todo el tiempo que lleváis siendo vecinos y que solo hubierais coincidido alguna que otra vez en el ascensor del edificio. Esta situación de emergencia nos obliga a cambiar ese aislamiento en el que ya vivíamos antes de la pandemia y a conocernos un poco mejor.
Los balcones son un lugar estupendo para entablar una conversación con esas personas mayores que viven solas, para conocer sus necesidades y asistirlas con las compras en el supermercado o en la farmacia y para aportarles la seguridad que proporciona tener cerca a alguien de confianza.
El concepto de empatía cobra un especial sentido durante estos días. No podemos desentendernos de una realidad que nos afecta a todos y en la que todos tenemos algo que aportar. Si la unión hace la fuerza, este es el momento de demostrarlo. Solo con el trabajo conjunto de familiares, vecinos y cuidadores a domicilio conseguiremos hacer frente a los síntomas más silenciosos de esta pandemia sin que afecte el bienestar de las personas mayores.
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